Sabes que no vives, después, sin saber cómo podías vivir, antes. Debes actuar con metodología. Lo primero, y lo más necesario, es firmar el acto crematorio de la esperanza. En sus cenizas veras perecer el amor y la poesía, es decir, la tautología de la ilusión. En los labios nacerá la sonrisa indiferente a la inmortalidad. Un día, un solo día, olvidaste ser de acero, y ahora no hay centro ni periferia.
martes, 20 de septiembre de 2011
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1 comentario:
Aun no estando de acuerdo y aun queriéndolo esconder, somos mas vulnerables de lo que parecemos...abrazzzusss
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