sábado, 3 de septiembre de 2011

Intermezzo de la azotea

Desperté, repentinamente, en un silencio de azotea blanca, el techo de estrellas jadeaba lentamente. A mi costado, esbelto y duro, el cuerpo de ébano vibraba como un tambor de bronce. Abrió los ojos y todo el misterio de los siglos. No hablábamos el mismo idioma, Princesa de Saba, y tu sexo regalaba miel en un lenguaje indefinido.  

8 comentarios:

María Socorro Luis dijo...

Qué poético! Qué erotismo mas etéreo e intemporal! Qué delicia!...

Besosdemiel

José María Alloza dijo...

Gracias Soco, eres un amor. A veces es suficiente que el recuerdo llame a la puerta de la pluma. La realidad tiene mucha más imaginación de lo que pensamos, aún hace falta querer vivirla…
Besosintemporales ;-)

Isolda Wagner dijo...

Es el intermezzo que más me ha gustado.
Abrió los ojos y todo el misterio de los siglos. ¿Te parece poco? Los recuerdos son más fuertes que el "idioma". Precioso.
Besos desde la azotea.

Anónimo dijo...

Y tu quieres vivir la realidad, o detener el tiempo en el recuerdo que otra vez vuelve a posarse en esa pluma?
Besos

Anónimo dijo...

PRECIOSO! POETA, LOGRE ENCONTRARTE,HACÍA MUCHO QUE NO PASABA,POR TU BLOG...ES ARTE,AMIGO,ARTE
GRACIAS
UN ABRAZO
LIDIA-LA ESCRIBA

José María Alloza dijo...

Gracias Isolda, si, es un bonito recuerdo ;-)
Besos

José María Alloza dijo...

No sé si tu pregunta tiene mucho sentido, querida Res. Tal vez confundas realidad y sumisión a la inmediatez del presente. No existen los recuerdos –por lo menos los míos- sin vínculo a la realidad, soy un hombre de escasa imaginación ;-) Respecto a detener el tiempo, soy demasiado materialista para pensar un solo segundo en tal posibilidad.
Besos realistas.

José María Alloza dijo...

Muchas gracias Lidia,
Un abrazo