lunes, 19 de septiembre de 2011

De la traducción que divide en dos

Quería escribir: odio la poesía. Odio esta cirugía del deseo que significa la derrota de la realidad. Quería escribir: odio la ausencia que la poesía me significa, tu ausencia. Esta ausencia de la que no puedo prescindir sin morir definitivamente, en la flor de tu poesía. Una flor que parece haber desarrollado su raíz en un lugar cercano de mi pecho. Quería escribir odio la poesía y sólo puedo reconocer mi amor.

Mi espíritu divaga esta tarde de domingo, y pienso: me gustan las mujeres. ¡Oh! No se trata del deseo de sus cuerpos, eso va por descontado. Me gusta como son, contradictorias, tiernas, a veces crueles, divertidas y verdaderas. Es posible que por esto me guste la poesía de mujeres. La poesía de hombres en comparación, me parece, salvo algunas excepciones, de plomo y sin imaginación. En la escritura de las mujeres, incluso cuando no es genial, hay algo verdadero.

2 comentarios:

Marián dijo...

Buenos días, muchas gracias, una sonrisa y un beso...por lo que me toca...

Tesa dijo...

Somos una panda de piradas.
Pero la culpa es de las hormonas.
:)