jueves, 1 de septiembre de 2011

Intermezzo de los fariseos

Sobran fariseos disfrazados de poetas. Repetición incesante de lo existente, pálidas copias del veintisiete, son los signos exteriores de la putrefacción poética. Incontinentes de la multiplicación del verso, las mediocridades se reconocen mutuamente en el intercambio de amabilidades. Las puertas abiertas no son garantía de encontrar lo que se busca. Me robaron la vida y ahora no creo en nada, ni siquiera en lo que escribo. Nada sirve y tengo pánico de hablar como ellos. Nada existe y todo puede negarse, el dolor no tiene precio. La gratuidad del escombro es presunción de inocencia. La flor más grande del mundo es verdad, su perfume se llama cadáver. 

2 comentarios:

María Socorro Luis dijo...

Me gustan estos intermezzos tuyos.
Me gustan, me asombran, me admiran, me inquietan...
Son como mosaicos: hay amor, ternura, derrota, pesimismo,abstracciones, certezas...
sentimientos, a veces contradictorios... pero la vida no lo es?

Tu poética es tan compleja...

Besosyestrellas

José María Alloza dijo...

Gracias Soco, no sé si mi poética es compleja o si lo que intento decir es solo es confusión jajajajja
Besosonrojados