domingo, 7 de febrero de 2010

Recuerdo de una lluvia de verano.


Amenazaba un cielo pintado de nubes;
El Mediterráneo lejano y nebuloso;
Bochorno de una tarde de estío.
Cuando el azur se abrió en tormenta;
Derramando espesas y calidas lágrimas;
Nos miramos sin pronunciar una palabra;
Alzando nuestros rostros para acogerlas.
Despojados de nuestros atuendos,
vestidos de lluvia, bailamos enlazados;
Sin previo aviso, de nuestro ser mas profundo,
brotó un salvaje e interminable grito : ¡te quiero!
Sensación exquisita de una lluvia de verano.

4 comentarios:

Amelia Díaz dijo...

mmmm...bailar desnudos bajo la lluvia de verano...era inevitable ese grito, ese "te quiero" contenido tanto tiempo...

Genial. Alain.
Ojalá se cumpla tu sueño.

José María Alloza dijo...

Siempre es de esperar que se realicen los sueños.
Aun en este caso sea más bien un recuerdo en forma de sueño. ¿O es al revés? :-)
Besos querida Rita

Druida de noche dijo...

La lluvia de verano hace decir al cuerpo lo que el lenguaje no puede...

beso
Druida.

José María Alloza dijo...

Pues si, estimado Druida.
En este caso, el cuerpo dice lo que las palabras no consiguen decir.
Tal vez es extraño que consigamos decirlo, no obstante, con palabras.:-)
Un abrazo.