
Soñaba un mundo tal como podría ser…
La quería y dibujaba su piel en las vocales,
escribía lagrimas de ausencia,
se ofrecía tímido y desnudo
hasta ahogarse en el azul de sus pupilas
y sus ojos brillaban como los de un niño
mirando el mundo más allá de las apariencias.
Porque a veces la vida
puede ser como una novela,
cuando florece la frase
que reinventa otra existencia
Fue luz en el roce de su piel
como si la ciudad del sur
-reconociendo lo que buscaba-
realizara de manera instantánea,
la posibilidad de danzar en la locura deseada.
Y empapado de su voz
supo que era el final de todos los caminos.
Las palabras se besaron,
cuerpos cada segundo más sinceros
ante el milagro de ser escuchados
y evitar el silencio sin regreso.
La quiere más que su vida, más allá del deseo.
No hay nada más que decir,
nada mas que hacer,
solo le queda renunciar a sí mismo
y volver a nacer
bailando en esa verdad que todo ilumina
y que es amor y es encuentro.
Así murió un poeta en el rubor de un beso.